El "Fan Fan Fan" volvió. En digital. Que bueno. Se me fritura el smegma de la emoción. Y ahora Fecal me llama años después de haberse vendido al jipismo de la educación terciaria montevideana para decirme que tiene una nueva banda y que quiere que vaya a verlos. Y opinar. Y escribir una crítica para su blog. Que no es el "Fan Fan Fan" pero se llama "Fan Fan Fan". Pero quién mierda se piensa que es??? conchudo engreído traga-esperma sin rostro, no sé ni como le dá la cara.
Pero bueno, diez minutos después de estar escupiendo touretteanamente cosas por el estilo después de leer el mail a través de la mugre del más piojoso monitor de la más piojosa máquina del más piojoso cyber de Maldonado pensé: "pero si esto no es una oportunidad para escaparme de Flatolandia y cumplir con mi llenada anual de poros con smog montevideoano me llamo Silvia y te la chupo por un par de championes usados!". Siguiente paso: robarle 300 pesos al FATSO de mi alcoholico padre y catchear el primer Cot a la capital. Como el muy homosesual de mi
ex-editor esquivó por todos los costados mis indirectas para que me deje un misero espacio en su suelo para dormir tuve que dar todas mis vueltas necesarias en el mismo día. Que garcha viviente, anteojudo del orto.
Ahora, su banda, The Mongos (supongo que no guarda ninguna relación con la banda llamda THE MONGOS que él y YO habiamos CO-fundado años atrás, tsssss!) tocaba a eso de las 12 y el "flyer" que me dió en nuestro único y fugaz encuentro en Tres Cruces (la letra manuscrita traspasaba sospechosamente los límites de la "intención artística") no indicaba ninguna dirección. Un pub? Un boliche? consulté con mis "contactos" montevideanos (punkis horribles)
pero nadie sabía nada o directamente la alcolemia no les dejaba gesticular correctamente. Sea como sea, terminé rastreando de vuelta al evasivo Fecal y finalmente me cedió la dirección correcta del toque. Un boliche, que ingenuo de mi parte. El mamarracho iba a tocar en un GARAJE!! o sea, realmente un GARAJE!! el garaje de la casa de ALGUIEN!! jajjaja, loser! mis carcajadas duraron poco cuando llegó esta porción del dialogo:
Freddy Gonorrea: Y dónde queda bien?
Manuel Fecal: Ehh... En Solimar
Freddy: ...
Manuel Mongo Fecal: No, quiero decir, Lagomar.
Freddy: LAGOMAR??!!!
Retardo Fecal: Si, que tiene?
Fred: ESO ESTÁ EN CANELONES, MAMERTO PALETERO!!!
Chupapito 4-Ojos: Eh? no... o sea, no, es en Lagomar, es en la casa de DJ...
YO: ME HICISTE VENIR HASTA ACÁ PARA QUE VAYA A UN TOQUE EN UN GARAJE EN OTRO DEPARTAMENTO?!!
Miseria Miope Hecha Carne Precocida: (llorando) no, pero... estás seguro?! pero... pero... Dj dijo...
Después de abofetearlo un rato logré un cometido del cual no estoy orgulloso pero de alguna forma siento que fué justo: que me pagara el pasaje en bondi a Lagomar. LAGOMAR!!!! O SEA, ENTENDÉS?!!! Por lo que terminé llevandome como único souvenir montevideano de este año una McPollo fría y probablemente escupida del McDonald's de Tres Cruces. Grrrrrr!
10 de la noche. Ahí estoy en un bondi a Lagomar con Fecal y todos su séquito de horribles amigos ñoños snobistas con celulares pega-preneados a sus manos y flamantes ipods al lado mío mientras yo sacudo las pilas de mi WALKMAN para que funque y pueda perderme por unos 30 minutos en algun cassette hecho ñoqui de Fear. El viaje por suerte se hace corto y llegamos a esta casa en medio del esfínter de Uruguay y al lado de un depósito de agua estancada que el guitarrista de los Mongos insiste con que es una "plaza". Ahora me convencieron: el nombre "Mongos" le caben mucho mejor a estos que a lo que iba a ser nuestra banda en Maldonado. A Fecal, al guitarrista y al resto de sus amigos autistas. Ah, si, porque The Mongos no tienen baterista. Al principio me parece cool y punk y después temo con la llegada de una LAPTOP que va a hacer la vez de percusionista. "Tecno-punk???", me pregunto con terror absoluto en mi rostro. Algo que tiene todo el sentido teniendo en cuenta sus nuevas "amistades". El tema es que estoy como una hora sentado en el rincón del garage esperando a que The Mongos se preparan para tocar. Hay como en total 20 0 30 palurdos en el "público", por suerte no todos de la Escuela de Cine. Recién ahí me entero que es su primer toque, por boca no de Fecal (gracias por la info, man! estoy esperando el boletín mensual!), sino de uno de sus amigos más ECU, de facciones cuadradas que dos diálogos despúes de pasarme ese dato ya me está atomizando con su página web de dibujar en paint, un video sobre un muñeco y blah blah blah blah. Derrepente empiezan todos a aplaudir y la puerta del garaje se abre. Los Mongos estaban del lado de afuera. Hay una batería pero no hay baterista. En lugar hay un sofá de una plaza hecho paté con un televisor sentado en él. Reconozco las imágenes de la película "Robotmonster" y un gigantesco monólogo introduce "el show". A la media hora entendí el chiste: el baterista es Ro-Man, el monstruo protagonista de esa película de sci-fi de los '50s. Que lindo, Fecal!!! Que bueno que leas la Pimba!!! Seguro que vas a ver a los Supersonicos y levantás la mano cuando preguntan sobre alguna chotada seudo-comedisitica!!!
El tema es que The Mongos son una novelty band y eso es lo único que los salva. Fuera de la trilladisima estética de peliculas de Serie B no tienen ni puta idea de como tocar y eso les dá el "charm". Y los atuendos les quedan suficientemente ridículos como para que uno pueda reirse dé y no con (un plus!). Fecal (con el mismo bajo de toda su vida, debo agregar) canta la mayor parte de las canciones con un casco beer-hat con tubos que van directo a su culo, mientras que el guitarrista, Peluca, aporta el swing cool-dude con una camisa hawaiana, lentes 3D totalmente caseros y desproporcionadamente grandes y haciendo coros y cantando algunas canciones. La batería es comandada por algún jipi-tecno horrible totalmente anoréxico y seguramente gay a un costado del escenario que presiona vagamente ciertas teclas en la LAPTOP con las baterias pre-grabadas. Yo no puedo creer la gentuza con la que terminó este tipo. Pero pensandolo dos veces, siempre fué un tragasable pijo, así que qué me extraña?
El show no estuvo mal, tocaron punk mongolo de tres acordes que me hizo acordar a los EPs 80s de los viejos Queers e incluso hicieron un cover de los Angry Samoans que nadie (obviamente) captó. Así que estaba ahí solo, saltando y gritando "Pouc pouc pouc yer laits aut!" mientras me miraban con cara de yerba y volvian inmediatamente a sus mensajes de texto. Putos. Me chupó un huevo. Otros temas que me gustaron fueron uno que decía solamente "Hola Miguel!" una y otra vez y otro que sorprendentemente sí se sabían los demás, uno que decía "Ay mi ojo, ay mi ojo nosequecosagayyagudaiiiii!". Pero el momento definitivamente EMOCIONANTE (si, llegó a TAL cosa) fué cuando Mongo Fecal dijo por su malsonante micrófono: "este tema está dedicado a mi viejo amigo Freddy Gonorrea, que vino expresamente de Montevideo para vernos!". No fué su insípida dedicatoria lo que me tocó, obviamente, sino el tema que en efecto tocaron: "Burn, Liceo, Burn". Una canción que Fecal escribió cuando teniamos 15 y el sol brillaba en las praderas y las pajas eran mejores. 20 segundos de nostalgia pura comprimida en un oldie total de nuestras vidas. Con eso le perdoné todas las garchas que me hizo pasar en esas 24 horas. E incluso le perdoné que el set durara solo 14 minutos (algo que en otras circustancias hubiera celebrado abiertamente, pero teniendo en cuenta todo lo que había pasado para llegar hasta ahí, se parecía bastante a una tomadura de pelo). Terminaron con otro monólogo inentendible de pitch alterado de Ro-Man, el público aplaudió cordialmente y a la salida (o sea, el otro extremo del garaje, a cuatro tres metros de donde estabamos) tenían hasta un PUESTO DE MERCHANDAISIN!!!
Tres remeras cagadas, unos pegotines mal impresos y una especie de boletín fotocopiado de una página plegada. Me dijeron que para poder comprar cualquiera de esos ítems tenía que hacerme socio del "MONGO ARMY". Así que naturalmente me reí a carcajadas, les pateé el puestito al suelo, me robé un pin y salí corriendo en medio de la noche, en la loma del orto, hacia el siguiente ómnibus. Una vez adentro, sudado, con el pasaje pagado por plata de Fecal y un pin herrumbrado de The Mongos en la mano, sonreí, sintiendo por una fracción de segundo algo que no sentía desde hacía tiempo después de un toque punk de mierda. La nostalgia comenzó a invadirme cuando una pequeña incógnita brotó en mi cerebro: "cuanto se van a aguantar el pichí hasta que pongan su MySpace y se les llenen de firmas chetas totalmente cómplices?". Tras ese suspiro mis piés volvieron a la tierra. Volví a mi walkman semi-funcional y a mi paisaje negro por la ventana, en el camino de vuelta a Maldonado, donde son todos chetos y bisexuales.
FREDDY GONORREA